jueves, 11 de junio de 2009

El Viaje del Rasputín (primera parte)



El viaje del Rasputín (Parte Primera)
Desde el pasado día 19, el Rasputín está ya en su nueva plaza de amarre en aguas gallegas, después de una travesía desde Denia a Ribadeo que resultó cómoda, apacible y entretenida. Solo lamento que por anticiparme un día en la recalada a Almerimar me quedé sin poder conocer a Polen y era algo que me habría hecho mucha ilusión.No puedo comentar en este antro de piratas que los días previos a la salida y durante la preparación del viaje temblaba de miedo cual frágil damisela pensando en lo que se me venía encima. El cambio de mi Temais de 27 pies a este First 38 me producía un extraño abultamiento en la garganta que no me dejaba respirar bien….Y llegó el día de la salida en el que en solitario me tendría que enfrentar al proceloso Mediterraneo con sus cabos y sus costas desconocidas para mi. De modo que cual valeroso ignorante me dije a mi mismo para influirme valor que peor que el cabo Finesterre, Touriñana o Villano no sería y a las 8 de la mañana del día del señor, miércoles 5 de abril, me hice a la mar.Ya en la bocana de salida y teniendo frente a mi el cabo San Antonio con una brisa de poniente no pude menos que mirar para el palo y pensar que cuando aquel palo se llenase de velas iba a ser la …… pero en fin, empujando como pude el grosor de aquello que atenazaba mi garganta me dispuse a izar la mayor sin dejar de pensar en el esfuerzo que suponía hacerlo en el Temais. ¡¡¡¡Sorpresa….!!!! El izado resultó más fácil y cómodo de lo que pensaba, de modo que una vez arriba y presa la driza en el mordedor del palo regresé a la bañera para dar los últimos toques con el winche. No me lo podía creer, había tardado menos y con más facilidad , de modo que me dio valor para soltar el genova y comprobar que el esfuerzo al tener que utilizar los winches era menor. Genial, con todo y gobernando el piloto automático había rebasado el cabo San Antonio en medio de las maniobras.La bahía de Javea me recibió con sol y brisa de poniente y la vista del Cabo de La Nao con un mar en calma, motor a 2000 rpm., velas al viento y un andar de 7.5 nudos acabó de tranquilizarme.La mañana dio para todo, hasta las 2 de la tarde en que las cosas empezaron a complicarse. El viento comenzó a subir y el mar no era como al que estaba acostumbrado, por momentos parecía hervir alrededor y de cuando en cuando un tren de olas aparecía por proa barriendo todo cuanto encontraba a su paso. Ya con el genova recogido y dos rizos de mayor tomados la tarde se hizo eterna hasta llegar a Santa Pola en que mi poca previsión acabó de aguarme la fiesta. Las alarmas estaban fijadas en 16 nudos de viento y había rachas de 30, de modo que no paraban de pitar y no sabía como desconectarlas, así que mi aproximación a Santa Pola fué de lo más caótica. Alarmas pitando, bajar la vela y plegarla, poner defensas y preparar cabos en medio de aquellos bandazos tuvo su miga, pero la entrada me reconfortó tanto como la ducha que siguió al amarre. Santa Pola bien, pero con peros….. Para comenzar me calcan 30,23 € y meten en medio de la factura 1.53 € por la tarifa G-5 que yo ya pago en mi puerto base. De nada sirvió el que le presentase la factura de mi plaza de amarre en donde viene este concepto ni que le argumentase que si ella paga su aparcamiento en su ayuntamiento, cuando viaja a otro no le vuelven a cobrar esto. Nada, si no está usted de acuerdo suelte las amarras y ancho es el mediterraneo…… Hay que decir a todo esto que la chica que me atendió estaba de muy buen ver y que cumplía con aquello que se suele decir “sí, es guapa, pero tonta”. Se que me perdonareis las piratas, es solo una pequeña divagación…. La siguiente singladura con parada en Cartagena comenzó al día siguiente a las 8 de la mañana. Las cosas ya estaban mucho más claras que el día anterior, de modo que la mañana pasó volando entretenido en la marcha del Rasputín que devoraba las millas sin enterarse por lo que al dejar la isla de las hormigas por mi través de estribor decido que no merece la pena hacer la parada en Cartagena y ya desde allí pongo rumbo a Garrucha a donde llego a las 11 de la noche. Sobre las 8 de la tarde realizo una llamada por el canal 9 al puerto de Garrucha para solicitar un atraque para la noche y me contestan que dada la hora de llegada no habrá nadie por lo que puedo colocarme en donde más me guste y que a la mañana siguiente ya realizarían los trámites. Lo siento por ellos me marché a las 8 de la mañana y no habían aparecido, con lo cual el amarre fue muy baratito. La verdad es que aquí salta el episodio en el que se cumple la famosa ley de ese que dice que si las cosas salen mal, aún pueden salir peor y al atracar en medio de dos veleros y con una pequeña arrancada a las 11 de la noche y sin que nadie esté a proa, con todo el pantalán forrado de cubiertas de coches fue a pararse en el único sitio en el que no la había. Consecuencia, una pequeña herida en la roda, insignificante, pero dolorosa en el amor propio. La singladura de Garrucha a Almerimar solo tuvo el problema del exceso de confianza. La bajada hasta cabo de Gata con mar y viento de proa me hacía pensar que cuando doblase Gata mi suerte cambiaría y haría una navegación preciosa con viento y mar por el costado de babor, pero me olvidaba de que estaba en el Mediterraneo, con lo cual, al virar Gata el viento y la mar seguían de proa, impensable pero cierto. Solución equivocada, meterme un poco al golfo de Almería sin pensar que todo cuanto me metiese lo tenía que desandar después, de modo que tomando equivocadamente Punta del Río por Punta Sabinar y sin encomendarme a Dios o al Diablo me meto en un berenjenal que me dio el día para superar Roquetas de Mar. He de decir llegado a este punto que el poco calado desde punta Sabinar hasta la boya de enfilación del puerto de Almerimar me tuvo preocupado un buen rato. Almerimar tuvo su cosa. En principio pude abastecerme de Gas Oil cosa que pese al sablazo de Santa Pola no puede hacer allí, por no tener suministro por no sé que disculpa tonta me pusieron. La verdad es que después de ser atendido en el surtidor me invitan a entrar en capitanía para realizar las formalidades y me atiende FUMI, un chino o japones (me vais a perdonar, pero yo no los distingo) que muy amablemente me invita a sentarme y me pide la documentación del barco y tantos datos que al final le pregunto si tengo también que decirle el número de empastes que tengo, cosa que sirvió para relajar un poco las formalidades. Llegado el momento crematístico, me pregunta si quiero la llave de los servicios y el adaptador de la energía eléctrica y que de ser así debo dejar una señal de 40,00 € o un documento de identidad si me voy a marchar antes de las 9 de la mañana ya que antes no podrían devolverme el dinero, por lo cual decido dejar el DNI sin dejar de pensar en lo que vendría después. Si por la señal de estos elementos eran 40,00 € el amarre iba a ser un pastón, de modo que al decirme que la cuenta eran 9.83 € no me quedó mas remedio que preguntar con cierta extrañeza si no se habría equivocado. Y no, no se había equivocado, 9.83 € en un puerto precioso, con un trato exquisito, una plaza adecuada al barco y unas instalaciones envidiables. Solo un pero…, no puede conocer a Polen….. pero eso fue por mis prisas. La salida fue un poco complicada. A las 8 de la mañana había tal niebla que era incapaz de ver la proa, de modo que tocó esperar un poco a que levantase. Cuando pude ver el canal de salida me decidí, no sin antes preguntar por las previsiones y que me confirmasen que levantaría a media mañana, como a sí fue. Ese día el mediterraneo me permitió disfrutar de un apacible día de navegación con una mar en calma y una brisa adecuada para una navegación a vela tranquila. A la altura de Motril y ya con un día completamente despejado, pude disfrutar de un mar azulado, una costa preciosa y unas cumbres nevadas que hicieron que mereciese la pena, por solo este día, una navegación así. Al final de la tarde y siguiendo los sabios consejos de un cofrade me encontré llamando al puerto de Vélez Málaga en solicitud de atraque. Nuevas sorpresas, el puerto estaba completo pero si no me importaba me dejaban acomodarme en el hueco del trávelin en donde tendría también suministro de luz y agua para pasar la noche y además de un trato amable y preciso la factura fue de 10.68 € con lo cual, miel sobre hojuelas. Muchas gracias cofrade por tu sugerencia ya que además el pescadito frito me supo a gloria. Y hasta aquí mi navegación en solitario por el proceloso mar mediterraneo. Al día siguiente y siguiendo la recomendación de Ninhao me saltaría Gibraltar y recalaría en Rota antes de dar el salto a Lagos, pero ya lo haría en compañía de mi buen amigo Castelo, quien después de un largo viaje desde Galicia se había enrolado esa tarde. Bien, como no quiero cansaros después de esta perorata que os acabo de soltar, esperaré a vuestros comentarios y si consideráis que el relato es de vuestro interés continuaré otro día.

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